Cristina, la joven y guapa secretaria de don Sergio Romero, jefe de una oficina de exportación, cierra una importante operación de venta de tomates con el importador holandés Carlos G. Van Wagen. Éste viaja a Madrid, y los motivos de su desplazamiento no tienen nada que ver con los negocios., Cristina es la perfecta secretaria hasta el punto de ayudar a su jefe en la consecución de un importante contrato con un empresario holandés. Éste llega a Madrid para casarse con una española, muy parecida a Cristina, pero ella duda entre el extranjero y Lorenzo, su compañero de trabajo., Cristina es tan buena secretaria que vela por los intereses de su jefe incluso más que él. Le ha ayudado en unas gestiones con un empresario holandés que llega a Madrid a firmar un importante contrato pero el empresario no lo firmará hasta que encuentre una esposa española. Por un malentendido, el empresario piensa que Cristina es la mujer del jefe y queda fascinado con ella., En la oficina de exportación de don Sergio Romero se recibe en su ausencia un cable por el que se anuncia la inmediata llegada a Madrid del importador holandés Van Wagen, con el que el señor Romero tiene concertada una importante venta de tomates., En la oficina de exportación de don Sergio Romero se recibe en su ausencia un cable por el que se anuncia la inmediata llegada a Madrid del importador holandés Van Wagen, con el que el señor Romero tiene concertada una importante venta de tomates. Cristina, la joven secretaria de Romero, creyendo salvarle de esta imprevista situación, contrata una partida de tomates con objeto de tenerlos a punto para cuando llegue el holandés a España. La llegada de Van Wagen cambia el rumbo de las cosas, puesto que el motivo del viaje obedece simplemente a turismo y no quiere hablar de negocios. Sus deseos son los de encontrar una muchacha guapa y casarse. La única solución del señor Romero es buscarle una joven bonita para el holandés. Planteadas así las cosas, ocurren una serie de incidencias, de las cuales se convierte en heroína la secretaria de Romero, haciendo que el holandés se enamore de Cristina. Los inesperados lances de la situación que se presenta son causa de un equívoco, en el que la secretaria se ve obligada a hacerse pasar por la esposa de Romero. Al mismo tiempo hay un empleado de romero que está enamorado de Cristina yq ue toma parte activa en cuantas incidencias ocurren. La simpática Cristina tendrá que decidirse por sus dos pretendientes y el final de la película nos dará la solución: sobre el escenario castizo de la plaza Mayor madrileña, y con una melodiosa y alegre canción por fondo, Cristina se unirá al hombre elegido por ella para siempre., En la oficina de exportación de don Sergio Romero se recibe, en ausencia del jefe, un cablegrama por el que se anuncia la inmediata llegada a Madrid del importador holandés Carlos G. Van Wagen, con el que el señor Romero tiene concertada una importante operación de venta de tomates.