La vida de Bayer, el timonel, va de Argentina a Alemania varias veces, aunque es f?cil advertir que es el lado oscuro del peronismo el que le hace emigrar una y otra vez. El costado alem?n de Bayer es lo que lo convierte (al menos en la pel”cula) en algo an”malo con respecto del panorama habitual del intelectual que se identifica con la izquierda. Bayer es culto, refinado, tiene un refugio donde escapar en tiempos sombr?os (que puede ser Alemania tanto como la m?sica) y no tiene empachos en sacudirse a las vacas sagradas. La an”cdota cubana en donde el r”gimen revela su faz burocr?tica y el Che su, digamos, romanticismo voluntarista, es reveladora de varias cosas: de los esfuerzos de Montes-Bradley por darle una forma compleja a una persona compleja y de la falta de prejuicios de Bayer con respecto de lo que se puede decir y de lo que no. Hay otra forma en la que Montes-Bradley y Bayer introducen una novedad en lo que se espera de la semblanza de un intelectual de izquierda: es la belleza.